Recorrer el mundo de la moda sin detenernos en Oscar de la Renta se hace imposible debido a la gran influencia que su trabajo inyecta a la moda mundial, evolucionando día tras día sin dejar su marca de distinción y elegancia que matiza en cada uno de sus diseños. Elegancia y distinción una y otra vez es lo primero que transmiten sus hermosas prendas porque el mismo Oscar de la Renta poseía esa magia que transmitía en todo momento y definitivamente en cada diseño que desarrollaba, porque para él ser elegante comenzaba por serlo desnudo.

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Su principal interés radica en destacar los atributos que favorecen a la mujer, resaltando ese carácter femenino que las hace llamar la atención por lo que son como mujeres, no por lo que llevan puesto. Un concepto que toda mujer debe interiorizar, especialmente hoy en día, donde la carrera por las operaciones estéticas las lleva a cometer errores garrafales al pensar que con ellas pueden alcanzar la belleza o la elegancia, pero no toda persona bella es elegante y no toda persona elegante es bella.

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Oscar de la Renta nos dice que no se nace siendo elegante porque la elegancia no está en la belleza física y mucho menos en lo que se lleva puesto. La elegancia es una actitud que se aprende, desarrolla y cultiva con el transcurrir de los años, a través del conocimiento y la inteligencia. Cuando te conoces a ti mismo, cuando sabes reconocer lo bueno y lo malo de tu ser interior, aprendes a proyectar lo mejor de ti y eso lo puedes hacer totalmente desnudo, todo lo demás es innecesario porque esto se apoya en cómo queremos ser percibidos. “Una mujer verdaderamente elegante es aquella que, cuando entra a un sitio, hace que te fijes en ella, no en lo que lleva puesto”, proclamaba.

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¿De dónde provienen estos elevados conceptos de la moda y la elegancia de un hombre nacido en República Dominicana? Pues bien, Oscar de la Renta proviene de una de las más distinguidas familias de la isla, sin embargo, su interés por el arte nació desde muy temprano, alejándose de la empresa familiar y entrando en la academia de bellas artes de Santo Domingo y luego a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, España, un país que marcaría para siempre el sello artístico de la futura casa de modas Oscar de la Renta.

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Durante su estadía, Oscar de la Renta intimó con lo mejor de la sociedad española  y compartió estelares momentos con reconocidas personalidades como la baronesa Aino de Bodisco, quien se convirtiera en la primera promotora de sus diseños, hasta llegado el momento, ser discípulo de Cristóbal Balenciaga, icono de la moda que en mi próximo artículo traeré a colación y que vistiera en muchas oportunidades a la primera dama de los Estados Unidos, Jackie Kennedy. Balenciaga, sin duda alguna, se convertiría en el mentor de Oscar de la Renta en su estadía en España hasta que decidió convertirse en el asistente del también famoso diseñador Antonio del Castillo para la casa Lanvin en París.

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Fue en 1960 cuando Oscar de la Renta tomó la decisión de mudarse a los Estados Unidos donde se convirtió en ciudadano americano y vivió hasta su muerte el 20 de octubre de 2014, en Connecticut, dejando un legado extraordinario que hoy sigue impulsando su casa de modas que ahora también diseña para hombres, y tiene una línea de accesorios y artículos para el hogar.

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En los Estados Unidos Oscar de la Renta se convirtió en un clásico en las vestimentas de las primeras damas como Jackie Kennedy, Nancy Reagan, una de sus mayores promotoras, Hillary Clinton y Laura Bush. Hoy, sabemos que está también presente en el guardarropas de la primea dama Melania Trump y en definitiva, cómo no estarlo cuando ha sido y sigue siendo una pieza infaltable en la vestimenta de cualquier mujer que se pueda dar el lujo de portar sus diseños.

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